Publicado por : Jose Ramirez Sotelo

El puerto de Chancay, fuente de atracción turística e historico, aqui muchisimos chancayanos ofrecieron sus vidas durante la guerra con Chile, producto de ello frente a su costa se encuentra hundido el navio chileno Covadonga.

El 13 de septiembre se recuerda el hundimiento de la goleta chilena Covadonga en el puerto de Chancay, siendo este el logro más significativo de la Ingeniería Militar, en momentos que ya no se contaba con una escuadra efectiva para hundir a los buques enemigos.El puerto de Chancay, a pesar de la guerra, vivía en relativa tranquilidad hasta el 11 de junio de 1880. Chile decidió extender el bloqueo de la costa peruana y el 11 de junio se inició el bloqueo de Chancay por la cañonera Pilcomayo (buque peruano que fue capturado por el blindado Blanco Encalada el 18 de noviembre de 1879, puesto luego al servicio de Chile con armamento moderno), al mando del capitán de corbeta Luis Uribe, para impedir el tráfico del ferrocarril. El 1° de septiembre, la Pilcomayo es relevada por la Covadonga, al mando del capitán de fragata Manuel J. Orella, en el bloqueo de Chancay. El 9 de septiembre, Orella deja el mando de la Covadonga al capitán de corbeta Pablo de Ferrari.

El torpedo que hundió a la Covadonga:

El ingeniero Manuel Cuadros, el mismo que fabricó el torpedo que hundió al crucero Loa en el Callao, fue el responsable de fabricar el torpedo que hundiría a la Covadonga en Chancay, en colaboración con Constantino Negreiros. En la mañana del 13 de septiembre de 1880, la Covadonga se dedicaba a cañonear al puerto. Tras haber disparado 22 tiros, 4 de ellos sobre el muelle y el resto sobre dos embarcaciones (algunos tiros cayeron sobre la población, aunque sin causar daños), llegando a hundir una lancha de la Casa Grace. El capitán Ferrari ordenó al aspirante don Melitón Guajardo se dirigiese con el calafate José María Avila a reconocer al bote. No encontrando estos nada sospechoso a su bordo lo trajeron al costado de la goleta para izarlo. Esto se hizo a pesar de que el contralmirante Galvarino Riveros, Comandante en Jefe de la escuadra chilena, había ordenado el 7 de julio que no se reconociese ninguna embarcación sin permiso previo de la nave de la insignia, y el 23 de julio, que no se permitiera acercarse a la amura de los barcos de la escuadra a menos de mil metros ninguna embarcación menor, cualquiera que fuese su bandera, a fin de evitar toda celada. Alrededor de las 15:15 se procedió a levantarla del agua y estalló el artefacto explosivo, que un marinero sobreviviente comparaba al estallido de cuarenta cañonazos a un tiempo, hundiéndose la Covadonga en dos minutos.

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